Humberto Turrón Álvarez, el gran 10 y capitán de Nacional campeón en 1954, aún no entiende “por qué dejan jugar en un estadio vacío si la razón del fútbol es el aficionado, que con un aplauso lo hace sentir a uno el mejor”.
El historiador Juan Manuel Uribe recuerda que en 1975 Nacional fue anfitrión en la antigua cancha de Fabricato (en Bello) en un partido que perdió 1-2 con Quindío por incidentes entre los directivos del equipo con los del Cúcuta.
Otro antecedente lamentable fue la penalización de la Conmebol en 1990 en cuartos y semifinal de la Copa Libertadores. Por amenazas a los árbitros repitieron el 13 de septiembre el duelo del día 6 con el brasileño Vasco da Gama, pero en Chile, donde también le tocó recibir al Olimpia.
Juan Osorio se asombró más cuando supo que a su escuadra también le tocó jugar a puerta cerrada el clásico 222 del 11 de mayo de 2002. Ese día fue visitante y no hubo gente en el Atanasio, sólo unos muñecos de madera en las gradas, porque hinchas de ambos equipos generaron pánico dos meses antes.
Esta tarde será la primera vez que Osorio y varios de sus jugadores tendrán como espectadores las sillas multicolores, pero al menos actuarán en su estadio, ya que en 2000 le tocó recibir al América en Pereira y en 2011 al Quindío en Ditaires y al Itagüí en Guarne, todo porque algunos de sus hinchas no miden sus acciones y con su fanatismo terminan afectando a Nacional.
“Será una tarde-noche muy triste, porque el fútbol es para agradar a la fanaticada, pero nos tocó recibir a Patriotas a puerta cerrada y de verdad que no olvidaré esta jugada en contra”. Este es el sentimiento que embriaga al técnico Juan Carlos Osorio, quien admite que jamás había pensado en dirigir un compromiso oficial en estas circunstancias.
Fuente: El Colombiano